El grupo de investigación de Nascimento ha propuesto esta herramienta de estratificación de riesgos que nos sirva para garantizar la eficacia y seguridad del entrenamiento oclusivo o BFRT.
Sabemos que pacientes con COVID-19, diabetes mellitus, hipertensión, enfermedad renal crónica, enfermedad cardiovascular, posquirúrgicos ortopédicos, usuarios de esteroides anabólicos y sustancias ergogénicas, artritis reumatoide y mujeres embarazadas/posparto, pueden requerir una atención más especial si cabe cuando se utiliza el entrenamiento oclusivo.
Con estos cuestionarios de estratificación del riesgo pre utilización del entrenamiento oclusivo se pretende descartar o desaconsejar su uso para aquellos pacientes o clientes donde la balanza riesgo beneficio se incline más hacia el riesgo.
Recuerda que esta herramienta de preselección no reemplaza la responsabilidad de tomar decisiones adecuadas y precisas teniendo en cuenta el estado de salud de cada paciente y en consulta con el paciente y su médico de referencia y/u otros miembros de su equipo de atención médica.
El profesional (médico, kinesiólogo, fisioterapeuta o entrenador personal) debe contemplar algunas preguntas específicas antes de la aplicación de BFRT:
- ¿Es mi paciente como los participantes en los estudios con BFRT?
- ¿BFRT tiene un beneficio clínicamente relevante (p. ej., función mejorada o hipertrofia) que supere los riesgos potenciales de aplicación?
- ¿Hay otro tratamiento o método disponible que podría proporcionar
resultados similares con menos riesgo que BFRT?
Si tu tipo de cliente no aparece en ningún estudio científico, si no puede obtener un beneficio relevante y si tiene más riesgo que beneficio, ya sabes, utiliza otra cosa.
Si no, sigue leyendo.
Riesgo de trombosis y BFRT.
Una revisión sistemática reciente concluyó que el ejercicio con BFR no exacerba la activación de la coagulación ni mejora la actividad fibrinolítica (Nascimento et al., 2019).
Sin embargo, la literatura actual con respecto al riesgo de trombosis resultante de la BFRT no excluye por completo el potencial de formación de trombosis venosa profunda (TVP).
No obstante, parece haber potencial para la formación de TVP en aquellos que pueden tener antecedentes médicos complejos. Por lo tanto, las preocupaciones con el uso de BFRT en personas médicamente comprometidas son relevantes.
La imagen que veis a continuación resume las preocupaciones que deberían generarnos las diferentes patologías en su relación con el entrenamiento oclusivo y la trombosis.

Especial atención merecen las mujeres embarazadas, ya que apenas tenemos evidencia del uso del BFR en esta población.
Los profesionales deben evaluar constantemente a la mujer embarazada en busca de signos de trombo embolismo venoso (TEV), como hinchazón y dificultad para respirar, cambios en la temperatura de la piel, presencia de taquicardia, dolor o decoloración, y venas varicosas inflamadas o distendidas en la extremidad afectada (O’Brien et al., 2018).
Una herramienta clínica simple que los autores han utilizado prácticamente en otras poblaciones de riesgo es tomar fotografías periódicas de la extremidad afectada cada 4 semanas. Si las várices aumentan, se recomienda enfáticamente suspender la BFRT.
Por último, se deben tener en cuenta el síndrome de May-Thurner (prevalencia estimada de al menos el 20 % en la población general) durante el screening (Peters et al., 2012). E
l síndrome de May-Thurner ocurre cuando la arteria ilíaca derecha comprime la vena ilíaca izquierda, lo que predispone al paciente a la trombosis de la vena ilíaca y a la inflamación unilateral indolora de la pierna (Golemi et al., 2019).
DIABETES MELLITUS Y BFRT.
Un estudio de revisión reciente citó posibles beneficios positivos teóricos de BFRT en pacientes con diabetes mellitus tipo 1 (Jones et al., 2021) y tipo 2 (DM) (Saatmann et al., 2021). Satoh (2011) mostró efectos beneficiosos de BFRT en 51 casos con síndrome metabólico, como se evidencia en una caída del 10% en la presión arterial sistólica (PAS) y la presión arterial diastólica (PAD), una caída del 10% en los niveles de HbA1c, una disminución del 8% en colesterol LDL y una pérdida de peso del 10% sin reportar eventos adversos.
Los resultados respaldan el uso de BFRT en esta población con mejoras clínicamente relevantes en la hemodinámica y marcadores de síndrome metabólico
Recientemente, un estudio experimental mostró que el ejercicio de fuerza BFRT de baja intensidad en comparación con el ejercicio de fuerza de alta intensidad en mujeres con DM tipo 2 induce trombocitosis (número excesivo de plaquetas y plaquetas) pero con marcadores de activación de plaquetas similares al entrenamiento de fuerza de alta intensidad (Fini et al., 2021). Esta respuesta aguda podría demostrar la seguridad y la utilidad potencial de BFRT en esta población en comparación con los enfoques recomendados tradicionalmente para el entrenamiento de fuerza.
El paciente con DM se clasifica como de alto riesgo (Fletcher et al., 2001; Milech et al., 2016; Diabetes, 2019; Mach et al., 2020), lo que impide el uso de BFRT sin autorización médica.

Si el profesional decide continuar con el BFRT, se recomienda encarecidamente el control frecuente de la presión arterial durante las sesiones de ejercicio (p. ej., durante la serie de ejercicio o durante los períodos de descanso entre series) hasta que se establezca la seguridad (2 a 4 semanas) para aquellos en niveles de moderados-alto riesgo de complicaciones cardíacas durante el ejercicio (Fletcher et al., 2001).
Además, cuando se cambian las posiciones de ejercicio (p. ej., extensiones de piernas sentado a sentadillas de pie), se debe realizar un control de las respuestas de la presión arterial, ya que es probable que las respuestas hemodinámicas al ejercicio cambien (Hughes et al., 2018).
También se deben continuar con los controles característicos de esta enfermedad.
Controles de insulina, posiblemente evaluando los niveles de cetonas, verificando episodios recientes de hipoglucemia, ingesta de carbohidratos antes y después del ejercicio y control de la hipoglucemia posterior al ejercicio según el ámbito profesional de la práctica (Milech et al., 2016; Adolfsson et al., 2018; Diabetes, 2019).
En la segunda parte de esta entrada de blog veremos como estratificar el riesgo en otras patologías muy comunes en nuestros clientes.